Luego de una exitosa gira por los más importantes festivales de cine del mundo, llega a Colombia, gracias a los milagros que hace la distribución independiente: Leviathan. Cinta que representó a Rusia en los pasados Premios Óscar 2015 como mejor cinta extranjera, y que ganó el Globo de Oro en la misma categoría; además de alzarse con el premio a mejor guión en Cannes.
Leviathan, es el resultado de una combinación entre la historia bíblica de Job, el libro homónimo del filósofo inglés Thomas Hobbes y la actualidad de la Rusia post-comunista. Dirigida por Andrei Zvyagintsevet, la película nos ubica en un remoto paraje al noroeste de Rusia, donde vive Kolya (Aleksey Serebryakov), con su segunda esposa Lilya (Elena Lyadova) y su hijo Roman (Sergey Pokhodaev), quienes se han visto acosados por el gobierno municipal que los presiona para que desalojen su casa, para desarrollar en ese terreno planes inmobiliarios. Sin embargo, Kolya dará la lucha y traerá desde Moscú a su mejor amigo Dmitry, un exitoso abogado que tiene varios ases bajo la manga que pueden detener la corrupción del alcalde Vadim (Roman Madyanov), que quiere en realidad el terreno para sus intereses particulares.
Desde luego, esta batalla contra este Leviatán, materializado en un establecimiento corrupto, no será fácil y la vida de Kolya y su familia no volverá nunca a ser la misma.
PELEANDO CONTRA LA BESTIA
Leviathan ha sido una cinta rodeada de polémica, especialmente en su país de origen, donde se le ha calificado como una mala embajadora dada la crítica a la corrupción que hace el filme, específicamente al gobierno de Vladimir Putin y su alianza con la iglesia ortodoxa.
Al ser entrevistado por el diario británico The Guardian, el director Andrei Zvyagintsevet, afirmó: “Mucha gente piensa que al aceptar la teoría de las pequeñas acciones; se debería hacer lo que se pueda desde su posición. Mi posición es la de director de cine. Yo no soy políticamente activo, pero no puedo ser ajeno a lo que me rodea”.
Y es que sin duda, cargada de mucho simbolismo y mucho Vodka, la película nos habla de ese combate que actualmente muchas libertades tienen contra ese Todopoderoso que Thomas Hobbes nos describió por allá en el Siglo XVII en su libro Leviatán, sobre los costos de renunciar y entregar algunas libertades a un soberano, con tal de tener una sociedad “civilizada”. Así es la vida del pobre Kolya, un hombre que dada la injusticia que sufre tendrá que enfrentarse contra un monstruo de muchas cabezas y muchas mañas, que también dará la pelea con tal de retener su “legitimidad”. Esta no es ni mas ni menos, que una película sin piedad, descarnada, pero muy fiel a la realidad.
Cinematográficamente hablando, la cinta tiene un trabajo de fotografía espectacular por parte Mikhail Krichman. La locaciones árticas además de no dejar de sorprender, respaldan elocuentemente la desolación y la violencia de la trama. Para destacar la escena en que una casa es destruida, en verdad hace mucho no veía una imagen tan agresiva en la pantalla gigante.
Adicionalmente, Zvyagintsevet contó con un elenco que supo transmitir muy bien las intenciones de los personajes, manteniendo desde luego, la consabida reserva y frialdad de la cultura rusa.
Eso si, la cinta muy en la tradición de la literatura y el cine ruso, es muuuuy lenta. Es una película que exige paciencia, personalmente creo que hubiera podido tener una hora menos y aún funcionaba, pero precisamente, esa es la maravilla del cine: Enseñarnos a aceptar la diversidad y en este caso, sentir el suave ritmo de un ruso contándonos su historia.
Película obligada para los que aman la diversidad y el cine del mundo. Honestamente, no muy apta para los que buscan ritmos frenéticos y literales. ¡Rusia dice presente, sin traicionar su tradición narrativa!
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